lunes, 14 de septiembre de 2009

Baudelaire tenía razón


Morir de a poco, entregarse a una muerte blanca como la nieve y la polilla. Monetizar, matar, suspirar, vender clavo de olor.

Caer en lo pretencioso, quere hacer pasar lo confuso por sublime, retener los vicios y dejar ir la Creación. Quién puede perdonar eso?


Rojo


Una juventud ya ajada

que se desvanece en dedos de hueso.

Una dorada Madonna

con la Resurreción en los labios.


Las promesas de vida

se vuelven erección en tus manos.

La muerte es un suspiro

y un rubor parisino.


El ardor de tus Labios

contagia al ya condenado.

Un bálsamo negro,

promesa de la noche.


Y yo? Debo pagar el peaje?

Mi Vida me hace inaceptable?

Esta condición me hace único,

me marca, fortalece y asesina.

2 comentarios:

  1. Esa imagen me dio bastante miedo, pero no me gustó, la verdad ni un poco, la del posteo anterior es insuperable creo. Pues muy lindo lo escrito, chaio. Un saludo.

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  2. Por eso las ilustraciones del libro van por tu cuenta :P

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Críticos que mancillaron mi obra